Neomaternidad: la nueva tendencia de la maternidad
Por Aura Arelis Pereira
¿Moda o tendencia?,
la mujer profesional reinventa la maternidad y aboga por la crianza natural, la
lactancia y la atención exclusiva de sus hijos e hijas, con el objetivo de
darles la oportunidad de desarrollarse emocionalmente más equilibrados y conscientes
de sí y su entorno.
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La mujer profesional
que decide formar familia se llena de incertidumbre, sentimientos encontrados y
presiones externas que la ponen en total ambivalencia y en una balanza, que al
parecer, no termina de ser su remedio. “Se me acaba el postnatal, ¿qué hago?,
¿pido vacaciones?, ¿renuncio?, ¿cambio de trabajo?, ¿dejo más horas de clases?,
¿monto mi propio negocio?, innumerables son las preguntas que pasan por la
mente de una mujer que se encuentra en la disyuntiva de regresar al trabajo o
quedarse en casa con su bebé.
Muchas
de las mujeres que se hacen repetidamente las mismas interrogantes, no caen en
cuenta que aunque pertenecen al ámbito de lo privado y de su experiencia
individual, su resonancia se esparce en
todas ellas generando lo que hoy se le llama neo-maternidad. Grupos conformados
por madres que se reúnen en espacios virtuales o pequeños espacios de la
ciudad, para compartir lecturas de crianza natural, lactancia, parto y
nacimiento armónico, todas tienen un punto en común, la vuelta a la crianza con
amor, el desarrollo de la conciencia y el llamado a hacer un alto a sus
carreras profesionales por el bien de sus hijos e hijas.
Luego
de tantos años de dedicación a sus profesiones, muchas de estas nuevas madres
desarrollan un conflicto interior, atizado por los sentimientos desatados por
la llegada de sus bebés y la presión de un entorno que no comulga con
tendencias “arcaicas, que retornan a la mujer a la casa”, espacio del que se
“libró” con sacrificio.
Hay
quienes celebran este aparente reencuentro con la feminidad y otras quienes ven
en esta posición light, el camino a la pérdida de posiciones importantes en la
sociedad, en todos los ámbitos: laboral, político, económico entre otros.
Feministas en desacuerdo
Las
luchas sociales por la reinvindicación de la mujer en todos los espacios, ha
sido una cruzada histórica que ha dejado sendas marcas en la psiquis femenina.
Hoy día, la mujer tiene la inmensa necesidad de independencia y ha asumido
posturas que la han alejado de su centro. La batalla ha sido dirigida a igualar
al hombre en todos sus roles, y muchas han tomado como consignas personales, mejorarles
y sobrepasarles.
El
viejo feminismo ha impuesto premisas que
abogan por la liberación de la mujer, niegan la maternidad y también la
feminidad. Muchos años después de ese feminismo duro, las activistas
comprendieron que dejar la maternidad de lado no era la solución para la
libertad, así lo expresó la historiadora Yvonne Knibiehler en una entrevista
para el diario Le Monde
de Vincent Catherine, quien afirma que la verdadera liberación de la mujer pasa
por la defensa de la función materna, afirmando que “estaba convencida de que
la maternidad sería una cuestión central de la identidad femenina… y en igual
medida, una función social… ignorando esa función social, se ignoraba la mitad,
por lo menos, de las realidades maternas.”
El
impacto del feminismo radical en la maternidad ha provocado un vuelco sin
precedentes. Tres generaciones atrás, las madres abrazaban la modernidad, las
guarderías, el tetero y la leche de fórmula como sus principales aliados a la
independencia, y generaciones de mujeres contemporáneas, caracterizadas por
estar informadas, ser profesionales y
con una conciencia desarrollada durante su embarazo, están marcando la
diferencia y buscando un camino medio, conciliador, entre dos áreas de su vida
que son importantes, sus hijos y su profesión.
Claudia
Rodríguez, Socióloga con dos hijos en etapa escolar, considera que la mujer
está reinventando la manera de ser madre y que la maternidad la ha confrontado
con su esencia femenina, asevera incluso “que es un llamado tan fuerte que no
se puede contener”. Pocas madres confiesan con tanta naturalidad que quieren
quedarse en casa a disfrutar de sus bebes. Lo cierto, es que en la mayoría
existe internamente un deseo ferviente de hacerlo. La lucha por el aumento del
postnatal de 12 a 20 semanas en
Venezuela, es una prueba de ello.
Es
interesante observar que el índice de éxito de las féminas era en muchos casos la
profesionalización y un nivel económico estable, pero al llegar los hijos a
casa, la mayoría considera que su realización ahora tiene nombre y va al
colegio todos los días. ¿Cómo sucede eso? Al respecto Ligia Fernández, profesional
y mamá de un bebé señala: “ser madre es lo más grande que me ha pasado y no se
compara con nada, no me importa ganar menos, quiero lo mejor para mi hijo, y si
tengo que dejar mi trabajo por un tiempo, lo haré.”
¿Es
una locura momentánea? Quizás, lo cierto es que estas mujeres argumentan sus
decisiones con estadísticas y estudios que muestran los resultados positivos
que hay en los bebés humanos, si sus necesidades de amor y apego están
satisfechas desde que nacen.
La
neomaternidad tiene su lado positivo, ha permitido que cada vez más madres se
reencuentren con un espacio abandonado por la lucha incansable de ganar terreno
en la sociedad: la familia. Niños y niñas más equilibrados y conscientes,
mujeres cónsonas con sus sentimientos y expectativas, familias más integradas,
son algunas de las promesas de esta corriente que se esparce como un virus
entre las mujeres profesionales.
“¿Hasta cuándo vas a
estar en eso?, dice la gente” afirma Fernández
La
maternidad fue concebida en algún momento como el mayor obstáculo para lograr
la realización de la mujer, y en la actualidad aún prevalece ese criterio, por
lo que la presión ejercida en estas mujeres es tan grande, que muchas deciden
dejar de lado ese llamado, y retoman con gran pesar su camino profesional. Ese guayabo emocional es ocultado ante las
demás personas para no pecar de sentimentalistas y cursis.
Lo
paradójico del tema, es que no hay mujeres en grandes cargos abogando por el
cuidado de los hijos e hijas, mostrando ellas mismas al colectivo, cómo crían a
sus hijos, cómo compensan y equilibran la atención de la familia y el trabajo,
y lo más importante, cuál es su postura ante esas mujeres que recorren la
neomaternidad.
Lejos
de eso la mujer sumida en su rol gerencial, ha asumido una postura dura, implacable,
un desapego a sus hijos delegando su cuidado a otras personas, y en el plano
laboral se comportan más severas que cualquier compañero hombre con las madres
que exploran esta tendencia. La neomaternidad es una opción de necesaria
discusión y reflexión en el ámbito social, educativo y político del país.
@mamaaldia
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